La incineración de residuos ha evolucionado tremendamente en los últimos 20 años, conducida en parte por las rigurosas nuevas regulaciones ambientales en Estados Unidos y Europa. Aunque no es la panacea, los sistemas de incineración bien diseñados pueden ofrecer costos más bajos y un impacto mucho menor que los vertederos – especialmente cuando el sistema de incineración está ajustado cuidadosamente al flujo de desechos. Dependiendo del tipo de desecho a destruir, el sistema de incineración Matthews debería realizar un 90-95% de reducción (por peso) y emitir solo CO2 y aire caliente a la atmósfera. Cuando las regulaciones lo requieren, los incineradores Matthews pueden equiparse con sistemas de eliminación total de emisiones para capturar incluso los oligoelementos de HCL, NOX, metales pesados y dioxinas. Debido a que los sistemas funcionan a temperaturas extremadamente altas (sobre los 1800°F/982°C), también destruyen virus y otros patógenos por completo. Esto convierte a la incineración en el método preferido para residuos médicos y patológicos, incluso en comunidades donde los vertederos son efectivos.